domingo, 11 de diciembre de 2016

Transhumanismo humano más humano...

Primero una cita:
 Stanislaw Lem: "Nada envejece más rápido que el futuro."

A continuación fragmentos de una entrevista sobre un libro:


¿Cree que su libro seguirá plenamente vigente en diez años o es una visión actual de un futuro difícilmente definible?

Supongo que no. Pero no es un libro de futurismo sino de prospectiva, que no consiste en adivinar el futuro sino en ver el que más nos conviene de los futuribles posibles. De todas formas, además de ser imparable, irreversible e indispensable, esta cuarta revolución industrial en la que estamos inmersos será radicalmente diferente de las anteriores y, además, imprevisible. Piensa que el primer smartphone tiene menos de 10 años y es ahora ubicuo.



En última instancia, usted aboga por educarnos en fabricar una nueva antropología, una nueva manera de entendernos. ¿Cuáles serían los primeros pasos que debemos dar en este sentido?


Primero deberíamos conocer cómo son los programas de estas máquinas, que aprendamos su lenguaje. En segundo lugar, tendríamos que fomentar el poder de la conversación y la cooperación entre nosotros y con las máquinas. Son valores esenciales en nuestra humanidad. Y tercero prepararnos para el transhumanismo.

¿Hasta qué punto cambiará nuestra psicología a medida que el machine learning evolucione? ¿Entenderemos las emociones de manera distinta?

Escribir sobre la revolución de los robots, también conocida como la cuarta revolución industrial o robolución, no es hacerlo sobre un futuro especulativo, sino sobre un presente que afecta a la vida tal y como la entendemos. El futuro pasa por cooperar con las máquinas y no contra las máquinas, en lo que será un nuevo humanismo que incluya la relación con ellas. La creatividad y el pensamiento crítico van a seguir siendo básicos, y hay que educarse para ello.

En su libro se reflexiona sobre el peligro de las máquinas autónomas, desde  la impersonalización de la muerte en drones manejados hasta a los llamados killer robots, independientes a la hora de ejecutar o no decisiones propias. Si una de las bases del Estado es la potestad de ejercer la fuerza, ¿hacia dónde nos lleva un futuro con máquinas que puedan decidir si ejercerla o no?


Pueden salvar vidas de soldados pero a la vez se puede perder el control de los militares y de los políticos sobre ellas. Es decir, se puede perder el control moral, que no es fácil de codificar y que, además, cambia con el tiempo y las culturas. Asimov diseñó sus famosas tres leyes robóticas, pero ni siquiera los seres humanos las cumplimos.



http://www.eldiario.es/cultura/tecnologia/robots-Inteligencia_Artificial-Ortega_0_581292026.html

2 comentarios:

Isabel dijo...

Bueno los robots ya están aquí y pienso que será su forma de utilizarlos, como muchas adelantos lo que determinará su progreso. No quiero ni pensar cómo será el libro de instrucciones que traigan.
Me parece genial la frase de Lem.

Enric Batiste dijo...

Comparto lo que dices, que es la forma
y añado que es el quién lo determine...